Hoy me ha despertado el sonido de un río y el eco del canto de un pájaro, la TV estaba encendida. Al volverme, he apreciado uno de los parajes naturales más bonitos del planeta. En el sur de Japón, hay una zona rodeada de volcanes, Aokigahara, en la que llueve 35 días al mes (como dicen sus habitantes). Es uno de los pulmones del pais nipón. La cultura japonesa fomenta el respeto por la naturaleza a niveles exagerados y un ejemplo claro serían los monasterios orientados a los bosques con sus árboles milenarios. Estos, estan situados en lo más profundo de ese microclima para poder venerar a la madre naturaleza con cuerpo y alma. A parte de una variedad inimaginable de tipos de plantas, especies de los más raras se encuentran en el lugar: la salamandra gigante, que vive en esa zona desde antes de el periodo saurio y que puede llegar a medir metro y medio, pasando por una especie de chimpacé con una gerarquía parecida a la de los humanos, o una rana de lluvia encantada de haber nacido allí.
Hoy otro Japón me ha enamorado, ni el de las luces y los edificios más altos del mundo, no el de los samurais y los ninjas, ni el de los cómics, hoy ma he enamorado de sus orígenes.
Hoy otro Japón me ha enamorado, ni el de las luces y los edificios más altos del mundo, no el de los samurais y los ninjas, ni el de los cómics, hoy ma he enamorado de sus orígenes.
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